15.4.09

Amo este poema de Santiago Kovadloff, inevitablemnte. Hoy lo releí y me resuena el viaje del hombre a través de sus palabras. Me encanta.



HORA LIBRE

No ha venido mi alumno de las cuatro.
Solo frente al ventanal,
veo cantar y combatir a los gorriones
en las ramas de noviembre;
pasos tenues cruzan la calzada,
un silencio cordial acuna al barrio.

Solo frente al ventanal,
me abrazan de pronto las tristes evidencias
que arroja la falta de mi alumno de las cuatro:
mi nombre es una puerta que no conduce a nada;
había una vez un hombre debajo de este nombre;
detrás del nombre o dentro de él había una fragancia,
digamos cierta claridad; una o dos ideas como torres
que los días fueron horadando
hasta hacer de la piedra un hábito vacío.

Como un náufrago inminente que busca su madero,
ruego que no falte
mi alumno de las cinco.

Soy buberiano. Creo que ingreso a lo real a través del encuentro con quien, mediante su hospitalidad, me significa como prójimo. Al no venir, "mi alumno de las cuatro" ha impedido no sólo mi encuentro con él sino también conmigo mismo. No sólo ha faltado él. Con él, hemos faltado los dos.

Santiago Kovadloff

No hay comentarios: